
Aficionados de Orio a la llegada del equipo con la bandera
Cuando entrevistamos a Jon Salsamendi para nuestro documental en el verano de 2016 en la regata de Portugalete, nos sorprendió lo claras que tenía las cosas del mundo del remo. Fue una entrevista muy didáctica. En aquellos momentos estaba culminando su trayectoria con Urdaibai. Pocos días después cerró el año con la victoria en la Concha y la liga ACT.
Con la nueva temporada volvió a Orio. Con un objetivo claro, la Concha. Había que cerrar el ciclo de una victoria en cada década en la Concha. Esta década se resistía, no se ganaba desde 2007. El pasado septiembre, Orio, de la mano de Jon Salsamendi, lo consiguió. Además con una exhibición de quitarse el sombrero, o «la boina». Con esta bandera son ya cuatro victorias seguidas con dos equipos distintos las que ha conseguido Jon.
El próximo 9 de diciembre, dentro de la semana en la que se celebra San Nicolás, patrón de la localidad guipuzcoana, los oriotarras ya podrán bendecir las 160 banderas conseguidas desde 2007. Esta ceremonia tan particular en el remo se esperaba con ansiedad. Solamente se bendicen las banderas conseguidas cuando se gana en la Concha.
El pasado 10 de septiembre los de Orio salieron a por todas. Se percibió desde el principio de la regata. Después de la ciaboga, a 1.300 metros de la meta, Orio le sacaba a Urdaibai 2 segundos y Hondarribia estaba muy atrás. A mil metros tenían ya 12 segundos a su favor. Habían superado los 9.78 segundos de ventaja de Bermeo y los 5.50 de Hondarribia de la primera jornada. «La Concha era posible».
En los dos minutos finales, Orio volaba, a las ordenes de su patrón, Gorka Aramberri. Los aficionados oriotarras en la zona del acuario gritaban: «13 segundos, 14 segundos, 16 segundos», «la Concha, la Concha, tenemos La bandera…». En pocos metros más que los que en 2001 Castro superó a los aguiluchos, Orio se sacó la espina. Aunque no fue frente a Castro. Precisamente Jon Salsamendi formaba parte de la bancada que sufrió la derrota frente a Castro en 2001.
El 10 de septiembre, Ibón Urbieta, de Orio, sonreía, «ya os lo lo dije, si ganábamos en Zarautz, no se nos podía escapar la Concha». Nos lo había comentado el pasado 18 de agosto en Orio, durante la entrevista a su hijo, también remero, Ohián Gozategi. Este bajaba por la rampa con la redecilla del calzado de los remeros con la cara desencajada por la emoción.
Afición de Orio
La afición que nunca abandona y esperaba la remontada de Orio y la bandera con absoluto convencimiento, aún conscientes de la dificultad, abarrotaba la rampa del puerto viejo donostiarra. Este se fue tiñendo poco a poco de color amarillo. Los aficionados llegaban por todas partes. Al llegar la trainera con la bandera, la emoción estalló. Al salir del agua y comenzar el camino de ascenso por la rampa, la trainera era engullida lentamente por la afición, para formar un todo compacto con ella. Era Orio, «Orio y el remo», no se entiende lo uno sin lo otro.
Los que tuvimos la suerte de presenciar la regata del segundo día de la Concha de 2017, un día muy difícil, en medio de un temporal de viento y mar llegado del noroeste, asistimos a una jornada de gran belleza, una jornada épica del remo.